viernes, 5 de septiembre de 2008

La Tumba de Las Luciérnagas


Después de haber leído recomendaciones en infinidad de publicaciones, ayer por fin me lancé a ver La Tumba de Las Luciérnagas (Hotaru no Haka), una de las obras maestras de la animación japonesa.

Está producida por el Estudio Ghibli los mayores monstruos en esto del cine animado, por encima de Pixar. Habrá quien considere esta afirmación exagerada; en tal caso os recomiendo que reviséis Porco Rosso, Laputa, el Castillo en el Cielo, La Princesa Mononoke o El Viaje de Chihiro.

Que el cine de animación japonés, y en concreto el de Estudio Ghibli está por encima de el resto es por motivos de madurez argumental basicamente. Mientras el cine de Pixar -el único comparable- está dirigido a todo tipo de públicos, esta gente no hace concesiones a nada ni a nadie. Cuentan historias reales o imaginarias, pero lo hacen de forma directa y llegando hasta lo más profundo del alma. Y os aseguro que no estoy en modo friki, es que estoy jodidamente alterado después de ver ayer La Tumba de Las Luciérnagas.


Dirigida en 1988 por Isao Takahata, el autor de Heidi y Marco, cuenta las aventuras de dos huérfanos durante los bombardeos de la segunda guerra mundial en Japón. Narrada a la perfección, nos cuenta una historia desgarradora que no puede dejar indiferente a nadie. Si váis a verla, aseguraos que al menos estáis en un día animado, porque de lo contrario es posible que acabéis pensando que el mundo y la vida es una mierda enorme. Si ya Heidi tenía sus momentillos tristes, y Marco era un folletín de echarse a llorar, el cabronazo de Isao Takahata se doctora cum laude en la escuela de la tristeza y hace que llegar al final de la película sea casi un ejercicio de masoquismo.

No quiero contar nada más del argumento, porque es mejor que lo vayáis descubriendo vosotros. En su aparente simpleza argumental, la película destaca realmente en el cocktail de sensaciones que transmite, llevando al espectador justo dónde quiere y sin posibilidad de error. Sin duda, una de las películas más tristes que he visto jamás, y nada recomendable para niños. Sí para adultos, convirtiéndose en una película imprescindible en cualquier filmoteca.

¿Quién dijo que el cine de animación era cosa de niños?

1 comments:

yon dijo...

yo la vi con mis padres hace un par de años y nos dejó con un nudo en la garganta a los tres