Es lo que hace la gendarmería francesa y el Tour con el tema del dopaje. Nadie discute que haya que parar el dopaje como sea, porque está devorando el deporte más bonito que hay, pero hay cosas y cosas. No hay más que ver la manera de detener el coche del padre de los hermanos Schleck en mitad de una autopista que se cortó convenientemente y al que se hizo bajar del coche a punta de pistola. Por cierto, que no encontraron absolutamente nada...
jueves, 24 de julio de 2008
Perder los papeles
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