miércoles, 14 de abril de 2010

Moon (2.009), Duncan Jones


Ya sé que hace meses que no está en cines, que voy con un retraso del recopón y que muchos de vosotros ya habréis visto esta película... Pero en fin, alguno habrá que no, y además hay buenas razones para haber tardado tanto.


El caso es que no suelo comentar películas, sólo de vez en cuando y si es algo que me llama mucho la atención. En este caso está más que justificado el comentario, y precisamente por el tiempo que ha pasado desde que la vi, hace ya 4 ó 5 meses fácilmente. Cuando terminé de verla estaba contento por haber visto algo diferente, con un presupuesto limitado pero con un uso tan genial de sus recursos que parecía estar en otra categoría cinematográfica. Pero ha sido con el paso del tiempo que la he elevado a la categoría de "películas comentables en La Taberna", y es que pasan las semanas y sigues dándole vueltas a la fantástica historia de Sam Bell en La Luna, un guión cuasi perfecto que no tiene puntos débiles y que os encantará sobre todo si os gusta la ciencia ficción. Parece increíble que sea la ópera prima de Duncan Jones, director y autor del guión.



Todo el peso de la película recae en tres personajes complementarios e indisociables, a cada cual mejor y todos a una altura espectacular. El primero es Sam Rockwell, que nos regala una interpretación absolutamente genial, capaz de sostener la película por si mismo y para nada sobreactuada. El segundo protagonista es el guión, completamente atado desde el principio y que dinamita la película a raíz del descubrimiento que hace Sam Bell. Lejos de tirar por un camino fácil como ocurre con muchas películas del género, te lanza la idea y te hace dar vueltas a la historia y la situación que se le plantea a Sam Bell. El tercero es la fantástica partitura de Clint Mansell, integrada en las imágenes y la soledad de La Luna. Uno de los compositores más en forma de la actualidad, que nos regala el vehículo ideal para que nos llegue la complejidad y carga emocional de la historia. Este tío es un genio, de verdad.



No me enrollo, sólo os digo que hay que verla, es un ejemplo en todos los sentidos; técnica, artística, argumental y visualmente. El conjunto global es perfecto, listo para empaquetar y entregar. Con esta película tuve la misma sensación que tuve cuando vi Gattaca pero hormonada; ha sido como si vieras la película de Andrew Niccol después de tomar una Viagra. Vedla. Ya.